martes, diciembre 22
no,
pero estoy
demasiado.
Soy un
cacho de churrazco
sangrando
crudo
crudo
chorreando
nervioso y
casi mugiendo.
Estoy muy sola
muy desnuda y
no me acuerdo dónde
dejé los botones de mi vestido.
Y en pleno
fingir
que llevo guantes
para que a nadie se le caiga el monóculo
pienso
en todas las veces que
me quedé en casa
en vez de abrazar
y en cómo voy a cocinar la angustia
para la mesa navideña.
No estoy bien
pero
ni bien pueda
voy a.
miércoles, diciembre 16
El cadáver que no murió
domingo, diciembre 6
viernes, noviembre 27
de nuestro amor
no voy a vestir de negro
porque no voy a vestir.
Voy a tener un girasol
vivo entre el pelo
y cuando me pregunten cómo estoy
voy a contestar que
estoy fantástica.
Voy a ponerme dos geranios en cada oreja
para que se solapen
con tu voz de muerto
en pleno canto mortuorio
y cuando te diga somos
los bichitos más tristes del mundo
vos no vas a mirarme a los ojos
y nuestro amor va a revolcarse en su tumba
y a nosotros nos van a doler las piernas.
Voy a decir polvo eras y en polvo te convertiste
y vos te vas a reír y a hacer chistes con pijas.
A mí probablemente
me causen gracia.
Para el funeral de nuestro amor
voy a escribir un poema
bello pero
nauseabundo
que hable de cómo pensé que eramos eternos
y de cómo ahora quiero estar bajo tierra
con él.
No vamos a cremar a nuestro amor
No vamos a ponerlo en un nicho
ni momificarlo.
Vamos a enterrarlo
porque la idea de que las lombrices
se lo cenen
nos parece hermosa
y porque después de tanto
masticarnos
nuestro remordimiento nos obliga a hacer el bien
común.
Al funeral de nuestro amor voy a llevar
algún recuerdo bello
como cuando dije que eramos fénixes
o cuando comíamos chipá
y voy a depositarlo junto a su lápida
para que no se sienta solo.
Voy a tratar de
no ir a visitarlo muy seguido pero
no te prometo nada.
Los únicos invitados vamos a ser vos
y yo
pero vos probablemente
te quedes dormido
y llegues para cuando mi ropa ya
esté en su lugar.
Ya lo tengo todo planeado:
el funeral de nuestro amor
no va a costarte un centavo.
miércoles, noviembre 25
Piangio.
Pensé toda la noche en que hay agua en la luna. En que cuando la luna estaba más cerca las olas eran así de grandes y que ahora cada vez se aleja más, en forma de espiral. Eso no podría ser más triste y no podría parecerme más bello. Todas las cosas en el universo se alejan. Es como cuando un charquito se expande, pero más grande. También estuve pensando en gente besando. En la textura de los besos, bah. Me parece algo sobrehumano. No sé muy bien por qué.
Pensé todo el día en cuando uno va a la playa y mete los pies en la orilla. No hay pies más bonitos que los que están adentro del mar. Una vez vi un aguaviva que era de este tamaño y me asusté. Pero estaba muerta. Tenía la cabeza llena de electricidad. Me hizo acordar a mí y entonces me asusté más.
miércoles, octubre 28
Descripción horizontal.
Se juran que nunca, que siempre. Que no lo van a permitir. Se juran que los peces y que Dios pero no se juran por Dios a ver si todavía. Odian a Descartes. Él le pregunta a ella en idioma de ojos qué van a hacer con todo esto. Es una pregunta retórica.
Cojen. Cojen más al borde de la cama que nunca y con una actitud atávica que no entienden pero conocen perfectamente. Ella en idioma de ombligo le pregunta a él qué se hace para no querer morir. Pura retórica. Afuera hay pájaros que gritan y hay hombres que callan y hay tormentas y ella se conmueve. Él acaba. Durante un rato no desean nada y se retuercen de humanidad. Después viene el monólogo y él lo ataja en el aire y monologa largo y tendido sobre el pensamiento formal como quien cuenta un cuento de terror. Ella lo escucha tanto, tanto y tan bien que no puede entender nada de lo que dice, pero sí le entiende la transpiración, los lunares, el temblor de las manos. Me gustaría poder compartir los pájaros con vos le dice ella. Suspiro. Vos nunca entendiste los pájaros. Él dice a mí me gsutaría que compartieramos el miedo. Vos nunca, nunca lo entendiste. Enroscan los pies. Él le dice en idioma de manos esta es la cama de los bichitos más tristes del mundo. Ella afirma con los pies.
miércoles, septiembre 30
jueves, septiembre 24
Te extraño Luana te extraño
-Buenas tardes Diel, ¿trajo su curriculum vitae?
...(silencio)
-Ehh no tengo curriculum vitae
-Muy bien, entonces sientese aquí y espere que en seguidita la llamamos
Una hora, dos horas, tres años, trece meses...(Diel mira el reloj)
-Como tardan che
Cuarenta y dos años, setenta y cuatro siglos...
-Muy bien, srita Diel, puede pasar por aquí si lo desea, tome asiento
Señala una silla electrificada
-No, descubri que mi verdadera vocacion es el arte, gracias igual
Las puertas se cierran, la empleada se transforma en un demonio podrido por todos lados y el jefe, del otro lado del despacho, se convierte en el mismísimo BELCEBU-grito de horror-
-NO, no escaparás, ajajaja ajajajaja
-Uy, que miedo, oh!
-Como castigo por ser tan canchera estarás condenada a una eternidad de trabajar como telemarketer ajaja ajajajaja
-NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
-Acá tenés la tarjeta para sacar cosas de la máquina, este es tu uniforme, este es tu auricular, tu cabinita, él es Pepe tu supervisor, él es Hitler tu compañero de trabajo. Si tenés alguna dudita me llamás eh, bienvenida.
-Si, disculpame, ¿Me diria el horario de comida? desde que vine a la entrevista esperando que me llamen no como nada, estoy empezando a tener un poco de hambre.
-Mirá los horarios de comida en el infierno son rotativos: primero comen los dictadores, tienen media hora, después comen las señoras que le ponen veneno en el café a su esposo, esas tienen una hora porque después tienen que retocarse el maquillaje y después vienen todos los demás que tienen tres milésimas de segundo.
-¿Y despues de todos los demas vengo yo?
-Sí, vos tenés tres milésimas de milésima de segundo. De todos modos después de comer vamos a hacerte vomitar porque las bulímicas tienen más espíritu de trabajo. Y porque a Mandinga le da morbo el vómito.
-Ah, bárbaro, ya mismo me pongo a trabajar.
-Buenísimo. Ya sabés, cualquier pregunta me venís a buscar acá al averno. Si no estoy atendiendo a nadie podés pasar.
lunes, agosto 24
pero una vez
te pusiste el mundo en la boca
y lo deshiciste
con la lengua
de a poquito
y yo entendí que
sos el tipo de tipo que
sabe por qué la lluvia y por qué yo.
Vos un día te pusiste el
mundo en la boca
lo convertiste en
sustancias simples y
lo absorbiste.
y yo
decidí que me ibas a prender fuego.
Ahora que me
consumí
no sé qué hacer con todo esto.
Soñé
y me decía VOS
sos hija de la cultura del lebberwurst.
Germán se había insolado
Pablo tenía miedo y yo
no podía hacer la tarea de matemáticas.
jueves, julio 30
Perdón
lunes, junio 29
Todo el día con las ideas agarradas de los pelos. Cada vez con menos pelo. Cada vez con menos pistas.
Ahá.
y nosotros
que estamos buscando constantemente el espacio entre las células epiteliales
y pugnamos por salir aunque sea hecho pasta
o bosta
o basta
dentre el cuerpo
y la ropa
nos planteamos que quizás
no somos bonitos
ni simpáticos
y que tampoco somos capaces
de hacer que las cosas bellas consigan carne
para ser.
El monstruo bruto amarillento nos empuja
con su obesidad que es la propia
de las costillas parafuera
y escuchamos un ruido de platos rotos que es nuestro ruido
es decir el eco
del monstruo bruto
y de nuestros gritos todo junto como cuando
hacemos muñecos de plastilina
y los colores se mezclan.
Uno tiene ganas entonces de pedir ayuda y de balbucear el miedo pero
el monstruo no existe y esto
para los demás
es un problema.
Así que en la realidad lloramos
todos enteritos
sin lastimaduras
bañaditos
comiditos
y nos preguntan por qué
la lluvia y el llanto y las ganas de morirse
y nosotros no decimos nada
porque ya no decimos.
Pero en la real realidad somos un bolo alimenticio
deshaciéndose en la baba de este monstruo torpe y calentón que nos hace gritar
platos rotos y nos hace felarle
las palabras
mientras nos asegura que
no existe.
domingo, mayo 24
Imperativo intersticial.
jueves, marzo 19
miércoles, marzo 18
jueves, marzo 5
significa que es tiempo de reconocer que se es un hombre
y no un señor.
Entienda: esto es el mundo real. Hay dolores de panza
y compra y venta de seres (los accesorios se venden por separado) de distintas texturas y colores. La gente entra cómodamente en su nombre y se las arregla para no palpar nada, y a los hombres que no son señores los devoran las señoras obesas. ¡Pero a no temer! Abra los ojos hoy y sea hombre, rompa su nombre y sea etcétera. Búsquele los sexos, los pulmones y los corazones a las cosas e indáguelos acerca de la naturaleza de lo que está tanteando. No nombre. El mundo real, así, se restará un dolor de panza, y su alma perderá todo valor comercial. En cuanto a las señoras obesas, la única manera de vencerlas es ponernos a su merced. Reconocerle la diabetes y la papada, mirarle como si se la estuviera olfateando y saber que apesta a quieta, jugar a hamacarse colgado de sus muslos, plantar flores en los pozos de sus piernas celulíticas, encontrarle el ombligo y limpiarlo de pelusas y quitarle pedacitos de hombres muertos de entre los dientes. Sólo después del reconocimiento puede usted intentar amarla. De lograrlo, estará a salvo en su condición de hombre, y la señora devendrá en mujer. De ser incapaz, podrá volver a su condición de señor e invitarle un tecito a la señora obesa.
cien porciento leche materna pasteurizada descremada y emancipada.
transgenización tienen
vaginas en vez de ojos y
no lloran de tristeza
sino de orgasmo.
Las hijas de la
transgenización tienen
el tacto extendido sobre
el mundo y
miran las cosas
con las manos mientras que
con los oídos
intentan decir esta que soy
y no
decirlo en sentido figurado sino
en el sentido
contrario a las agujas del reloj pero
escupen.
Yo soy
la hija mayor
de mamá moderna
y nodriza transgenica.
martes, febrero 10
Concebir
Porque te sé el olor a sudor
y te sé a vos
en tres o cuatro niveles
te digo
que la próxima vez que intentes amar
lo hagas mejor.
Termina y me mira. Fijísimo. Tiene los ojos hechos pedacitos de vidrio. Es muy triste me dice. Y quiero abrazarla y darle una taza de café o un cigarro mientras le acaricio las costillas, pero no la toco. Es muy muy triste. Yo también lloro. Depresión postparto que le dicen. Me dice como puede que vino porque quería que estuviera. Que estuviera dónde le pregunto yo. En el nacimiento de nuestro hijo me contesta. Acabamos de tener una tristeza, Santiago, y es bellísima.
miércoles, enero 28
Stadt
miércoles, enero 21
Por salút
me despierto a la madrugada
es porque lo que madruga huele a bebé recién parido y
nos despierta
una existencia blandita y piriquichiquita
con la que no se puede hacer más que dejar que las cosas
nos tacleen y descubrirnos
ombligo
orejas
culo
amor.
Si yo nunca me
despierto
de madrugada
es porque lo que madruga apesta a bebé recién parido y
uno puede estar horas
investigándose las manos sin saber
que existe semejante cosa como las manos.
Si yo nunca me
levanto de la cama
cuando es madrugada
es porque lo que se levanta de la cama cuando
es madrugada
tiene la textura de un bebé recién parido y
da ganas de decir Mamá
y de mamar.
Yo nunca me despierto a
la madrugada
porque soy una cobarde.
martes, enero 20
Retrato.
Amelia es así. Tiene problemas cognitivos en cuanto a conjugar espacio y tiempo. Tiene una mamushka en la cabeza que intenta resolver el nihilismo constantemente y desde cualquier lado. No sabe quién carajo es la mujer que aparece en la marquilla de los cigarrillos y piensa que ojalá los bronquios no se le enojaran tanto cuando inhala y exhala. Tiene conciencia de que cada vez que inspira está expirando un poquito y un poquito está pariéndose. Cree que los seres humanos, en sociedad, estamos en estado líquido o en estado gaseoso. El otro estado de agregación, conjetura, nos pone ultraviolentos. A todo quien la escucha le dice con las manos que las cosas se mueven y se impregnan, así que cuidado con lo que echás sobre las cosas. A todo quien la oye le calla.
Amelia a veces quiere ser el amante francés de una mujer con pecas en las tetas, o una de esas parejas de cieguitos que caminan agarrados del bastón y del otro simultáneamente, y que realmente no tienen necesidad de transladarse, o de esos bichos que son tan una cosita de nada que nadie les quiso poner nombre. A Amelia el nombre le pesa de lo liviano que es.
A veces se le tapa la bombilla del mate o el cuerpo, y tiene que andar revolviendo mugre y chupando muy fuerte.
Cuando es viernes le dan unas ganas insólitas de que alguien la agreda y la rompa y la arañe. Cuando es sábado quiere que le besen la panza. Y los domingos tiene unas ganas insostenibles de fotografiar a una mujer negra mientras se baña.
Cuando puede no piensa, pero cuando piensa se le vienen a la cabeza terremotos. Piensa que hay gente que cuando habla parece una obra de teatro sin cohesión y que las jirafas son un reductio ad absurdum de las vacas. Piensa en conceptos, en colores y en alta definición. Y se pregunta y se pregunta y se pregunta, pero no responde casi nada. No porque se ignore sino porque sabe: en colores y en conceptos no puede abarcarte a vos ni a nada.
Le interesa casi todo. Casi todo no se interesa en ella. Le gusta que las cosas que aman estén bien cerquita y no se abismen, pero Amelia se equivoca y la equivocan, y a veces tiene tantas ganas de que las cosas no existan que lo único que puede hacer es no permitir la existencia y sentipensar en ventanas. Ventanas abiertas de par en par a veces, y a veces apenas cerradas, o con la cortina baja. Ventanas herméticas y ventanas descuidadas. Ventanillas de autos y de aviones. Las ventanas la llevan a replantearse la existencia de los pájaros. Apenas les permite existir y los pájaros le recuerdan a tu cama y a tu olor. Entonces la sobreviene la certeza de que tu cama es material fotosensible. No lo piensa, lo exhala. Tu cama es material fotosensible y ustedes pintan con luz. Cuando Amelia pinta con luz y con vos, su mamushka vence al nihilismo y deja de tener desastres naturales en la cabeza. Amelia es, por sobre todo cuando pintan.
(Pero después. Después es algo que no se puede manejar. La soledad sola solita y sin ella de estar a cielo abierto y no saber cómo se usan las piernas la golpea más fuerte que nunca y te quiere tan pegado a sus músculos que llora como lloran las nenas cuando se caen de rodillas. Es un llanto puro y es un llanto inmaduro. Cuando Amelia llora un llanto (asquerosamente) puro e inmaduro, se da cuenta. Y cuando se da cuenta suele prometerse no volver a dejarse sola. Suele abrazarse y darse de beber. Así es Amelia. Pero eso no importa. -La mayoría del tiempo- Amelia es.)
sábado, enero 17
Frotar estregar fregar refregar restregar friccionar rozar
sábado, enero 10
Tradecir
porque vos te despertás (pero no es que te despiertes de verdad, porque vos no dormiste nunca) y porque estoy convencida ( y con eso quiero decir que la idea no me satisface del todo pero no se me ocurre de qué otra manera pueden ser las cosas) de que si no me dejo madrugar no voy a aprender nada.
Con toda la garganta (y lo que la garganta implica) quiero decir “ésta soy yo” ( ésta soy yo con lagañas, ésta soy yo sin pantalones y con la cara hinchada, transpirada, ésta soy yo rota y sucia ésta...) Pero escupo.
Escupo y miro por la ventana (mirar por la ventana significa que intento ponerme en contacto con las cosas, aunque casi nunca lo logro y entonces lloro un llanto deforme y agresivo porque me aplasta la idea de que ninguna cosa me quiere rascar la panza mientras duermo) Miro con los pulmones apretados el afuera (El afuera significa diez de los míos queriendo decir “éste soy yo” pero escupiendo y asomándose a las ventanas, convencidos de que si no se dejan madrugar no aprenden nada, y siendo madrugados tan seguido y tan porque sí que les duele el sol y sienten que se los están tomando para la chacota y que para cuándo poder decir sin la náusea) El único que logra decir es el cielo y nos llueve a todos (lluvia acá significa alivio, como cuando la parrilla está hirviendo y se la sumerge en agua)
A la lluvia vos la concebís de la misma forma que yo (pujando) con el mismo sudor y las mismas ganas de que deje de doler el vientre (Y así estamos bien) La lluvia dice todo lo que nosotros escupimos. (Estamos bien) Nos dejamos madrugar, pero estamos bien (en cualquier caso, estamos por estar bien.) Yo sé que sonreís porque pensás que mientras siga lloviendo no hay nada de qué preocuparse, y vos sabés que estoy de acuerdo (pero hay veces que no alcanza casi nada)
Pongo el agua en la pava y la pava en el fuego (y el fuego le pone burbujas al agua) y yo con el agua te preparo un café. Revuelvo (yo también me revuelvo). Quiero con toda la cuchara (y lo que la cuchara implica) diluírme (porque estoy imbebible y gorda y podrida). (Ya) no puedo decir “esta soy yo”. (Ya) no puedo decir (pero hablo). Escupo. Escupo escupo escupo.Entonces, revuelta (el estómago, las ideas, los zapallitos) me doy cuenta: no necesito revolver nada para diluírme. (revólver). (Para diluírme) necesito asomarme un poquito más a la ventana.