miércoles, enero 28

Stadt

Hombres y mujeres remendados por todos lados se encuentran para no decirse nada y beber mucho, para dejarse solos. Se citan en cafés y en boliches y en parques y en restoranes para abandonarse. Para no abrazarse abrazándose y no besarse besándose y para tener un sexo deforme y triste sin tocarse. Hombres y mujeres que no son hombres y mujeres sino machistas o marxistas o leninistas o progresistas o rosistas o fanáticos del truco y de la tarta de verdura se consiguen una casa una tele una mesa de ping pong un laburo y un conflicto que rumiar para entretenerse, porque no parecen poder hacer otra cosa. Hombres y mujeres rotos hasta lo mástriste se juntan para no olvidarse de que están separados. Para llorar doce soledades en el baño (porque la convivencia de los hombres y mujeres que nunca vivenciaron nada es eso en realidad: pedirle a alguien que se mude a tu casa, cuestión de poder esconderte entre el shampú y la esponja vegetal y llorar hasta el vómito) para desmembrarse hasta la relocura de tanto intentar darse cuerda. Hombres y mujeres que no son y que no saben se reúnen en fiestas multitudinarias a pretender que se olvidan de que todo les duele. Y quiebran para quejarse de la resaca, y bailan para quejarse de los zapatos. Hombres y mujeres hervidos en un caldo nauseabundo de años y años de Aristóteles y concepto sin símbolo se miran al espejo y quieren ser otro. Otro más lindo, otro más seguro, otro más flaco más tranquilo más potente más auténtico. Pagan a otros hombres y mujeres precocidos para que les expliquen dónde hay que poner qué para ser deseado y cómo tiene que ser la estatura, el peso, la contextura, la personalidad y los hábitos que a su vez tienen que desear. Exigir. Comprar. Hombres y mujeres llenos de antisépticos se enferman y se mueren sin saber por qué la lluvia y la vida, y llenos de un dolor en el que pueden sumergirse, un dolor que se puede amasar y olfatear pero que aseguran (ellos o sus asesores) que no existe. Hombres y mujeres que valen en negativo, suicidados desde que nacieron y entregados completamente a la tarea de encogerse para entrar en un nombre se amuchan en los medios de transporte en las plazas en los edificios de departamentos en las casas en las escuelas en las iglesias los templos las sinagogas los bares las casas de antigüedades los complejos de cines las salas de espera para el psiquiatra, el tarotista, el quiropráctico, el cirujano plástico, el ginecólogo, el alergólogo y la sala de emergencias y se vomitan unos a otros, se escupen intentando decir "este soy". Y una los ama al borde de lo ridículo. Con miedo. Y con dolor de cabeza.

9 comentarios:

Claroscuro dijo...

Si digo te amo, espero que entiendas exactamente a que me refiero. Uno, porque ese tipo de afirmaciones se tienen que entender lo más parecido a las intenciones del que las hace o sinó es la hecatombe. Dos, porque a pesar de lo que acabo de decir no tengo ni las ganas ni el ánimo ni la menor intención de aclarártelo ahora ni nunca.

Magui dijo...

tengo que encontrar una palabra que cuadre con lo que quiero decirte que estoy sintopensando de vos.

Anónimo dijo...

muy cierto lo que escribís

por suerte ya no da para más, ya se venció, se pudrió y le salieron hongos.. se viene la revolución mundial!!

Quemasdá dijo...

Ojalá, Juan, el olor ya es bastante insoportable.

Anónimo dijo...

"por eso te amo"


PEERRRRRRRRRRRDON????????????'

Quemasdá dijo...

Está usted perdonado, sea quien sea.

Anónimo dijo...

sólo Dios perdona,sabelo :)

Magui dijo...

e sto m elo sé dem em or ia.

Leftraro dijo...

me siento de zarpe entre los que se hablaron encima.