jueves, julio 12

1er coso

Sábado 24: Dorita, está pronosticado lluvia.
Ni llovió ni escampó, pero ella de todos modos tenía el paraguas abierto. Se quería mojar, pero aún así tenía el paraguas abierto. Se quería matar, y sin embargo le hacía caso a los semáforos. Se quería consumir, pero cuando alguien la prendía fuego ella lloraba. Llovía.
Sábado 24: no me quiero sentar a recitar.
El sábado 24 es para hacer, el viejo recitaba, Dora hace. Se hace. No sé qué. Sábado 24 es pretérito imperfecto de subtes, de silencios que dijo y de palabras que no omitiste. Sábado 24 de unicornios que se cagan de risa cuando les dice que los ve. Sábado 24 de cíclopes que se camuflaban pero ahora enceguecen.
Pero silencio. Silencio, escuchemos.
Callemos dos minutos a ver qué es lo que pasa.
El sábado 24 es un pretérito ridículo. Hoy tendría que ser Sábado 24, pero es Viernes 25 del presente destructivo. Y está cansada. Cierra el paraguas y se prende fuego se apaga se rompe se derrite se tira debajo de todos los camiones explota, se deshace y se rehace ¿la viste? se desviste se entierra se disfraza de gusanos y se come, se divide en mil pájaros y come a todos sus gusanos. Descansa. Cierra puertas y ventanas, cierra los ojos, cierra los poros, debajo de una frazada que hace las veces de cuerpo que abraza jura que no va a dejar que se le acabe el aire nunca más. Ya basta. No quiero recitar acciones nunca más. Viernes 25: chau. Adentro suyo es siempre Sábado 24, destiempo glorioso que ama y que vuela. Adentro suyo no necesita nada. Afuera, la vida y ella se acaban. Adentro cosmos. Afuera caos. Dora Langlay se protege de la lluvia metiéndose dentro de sí misma.

2 comentarios:

... dijo...

Comienzo a encontrar un patrón... Agradable sonido el de tu corazón.

Claroscuro dijo...

Y es que es tan agradable aqui dentro... no puedes culparla.