miércoles, enero 28
Stadt
miércoles, enero 21
Por salút
me despierto a la madrugada
es porque lo que madruga huele a bebé recién parido y
nos despierta
una existencia blandita y piriquichiquita
con la que no se puede hacer más que dejar que las cosas
nos tacleen y descubrirnos
ombligo
orejas
culo
amor.
Si yo nunca me
despierto
de madrugada
es porque lo que madruga apesta a bebé recién parido y
uno puede estar horas
investigándose las manos sin saber
que existe semejante cosa como las manos.
Si yo nunca me
levanto de la cama
cuando es madrugada
es porque lo que se levanta de la cama cuando
es madrugada
tiene la textura de un bebé recién parido y
da ganas de decir Mamá
y de mamar.
Yo nunca me despierto a
la madrugada
porque soy una cobarde.
martes, enero 20
Retrato.
Amelia es así. Tiene problemas cognitivos en cuanto a conjugar espacio y tiempo. Tiene una mamushka en la cabeza que intenta resolver el nihilismo constantemente y desde cualquier lado. No sabe quién carajo es la mujer que aparece en la marquilla de los cigarrillos y piensa que ojalá los bronquios no se le enojaran tanto cuando inhala y exhala. Tiene conciencia de que cada vez que inspira está expirando un poquito y un poquito está pariéndose. Cree que los seres humanos, en sociedad, estamos en estado líquido o en estado gaseoso. El otro estado de agregación, conjetura, nos pone ultraviolentos. A todo quien la escucha le dice con las manos que las cosas se mueven y se impregnan, así que cuidado con lo que echás sobre las cosas. A todo quien la oye le calla.
Amelia a veces quiere ser el amante francés de una mujer con pecas en las tetas, o una de esas parejas de cieguitos que caminan agarrados del bastón y del otro simultáneamente, y que realmente no tienen necesidad de transladarse, o de esos bichos que son tan una cosita de nada que nadie les quiso poner nombre. A Amelia el nombre le pesa de lo liviano que es.
A veces se le tapa la bombilla del mate o el cuerpo, y tiene que andar revolviendo mugre y chupando muy fuerte.
Cuando es viernes le dan unas ganas insólitas de que alguien la agreda y la rompa y la arañe. Cuando es sábado quiere que le besen la panza. Y los domingos tiene unas ganas insostenibles de fotografiar a una mujer negra mientras se baña.
Cuando puede no piensa, pero cuando piensa se le vienen a la cabeza terremotos. Piensa que hay gente que cuando habla parece una obra de teatro sin cohesión y que las jirafas son un reductio ad absurdum de las vacas. Piensa en conceptos, en colores y en alta definición. Y se pregunta y se pregunta y se pregunta, pero no responde casi nada. No porque se ignore sino porque sabe: en colores y en conceptos no puede abarcarte a vos ni a nada.
Le interesa casi todo. Casi todo no se interesa en ella. Le gusta que las cosas que aman estén bien cerquita y no se abismen, pero Amelia se equivoca y la equivocan, y a veces tiene tantas ganas de que las cosas no existan que lo único que puede hacer es no permitir la existencia y sentipensar en ventanas. Ventanas abiertas de par en par a veces, y a veces apenas cerradas, o con la cortina baja. Ventanas herméticas y ventanas descuidadas. Ventanillas de autos y de aviones. Las ventanas la llevan a replantearse la existencia de los pájaros. Apenas les permite existir y los pájaros le recuerdan a tu cama y a tu olor. Entonces la sobreviene la certeza de que tu cama es material fotosensible. No lo piensa, lo exhala. Tu cama es material fotosensible y ustedes pintan con luz. Cuando Amelia pinta con luz y con vos, su mamushka vence al nihilismo y deja de tener desastres naturales en la cabeza. Amelia es, por sobre todo cuando pintan.
(Pero después. Después es algo que no se puede manejar. La soledad sola solita y sin ella de estar a cielo abierto y no saber cómo se usan las piernas la golpea más fuerte que nunca y te quiere tan pegado a sus músculos que llora como lloran las nenas cuando se caen de rodillas. Es un llanto puro y es un llanto inmaduro. Cuando Amelia llora un llanto (asquerosamente) puro e inmaduro, se da cuenta. Y cuando se da cuenta suele prometerse no volver a dejarse sola. Suele abrazarse y darse de beber. Así es Amelia. Pero eso no importa. -La mayoría del tiempo- Amelia es.)
sábado, enero 17
Frotar estregar fregar refregar restregar friccionar rozar
sábado, enero 10
Tradecir
porque vos te despertás (pero no es que te despiertes de verdad, porque vos no dormiste nunca) y porque estoy convencida ( y con eso quiero decir que la idea no me satisface del todo pero no se me ocurre de qué otra manera pueden ser las cosas) de que si no me dejo madrugar no voy a aprender nada.
Con toda la garganta (y lo que la garganta implica) quiero decir “ésta soy yo” ( ésta soy yo con lagañas, ésta soy yo sin pantalones y con la cara hinchada, transpirada, ésta soy yo rota y sucia ésta...) Pero escupo.
Escupo y miro por la ventana (mirar por la ventana significa que intento ponerme en contacto con las cosas, aunque casi nunca lo logro y entonces lloro un llanto deforme y agresivo porque me aplasta la idea de que ninguna cosa me quiere rascar la panza mientras duermo) Miro con los pulmones apretados el afuera (El afuera significa diez de los míos queriendo decir “éste soy yo” pero escupiendo y asomándose a las ventanas, convencidos de que si no se dejan madrugar no aprenden nada, y siendo madrugados tan seguido y tan porque sí que les duele el sol y sienten que se los están tomando para la chacota y que para cuándo poder decir sin la náusea) El único que logra decir es el cielo y nos llueve a todos (lluvia acá significa alivio, como cuando la parrilla está hirviendo y se la sumerge en agua)
A la lluvia vos la concebís de la misma forma que yo (pujando) con el mismo sudor y las mismas ganas de que deje de doler el vientre (Y así estamos bien) La lluvia dice todo lo que nosotros escupimos. (Estamos bien) Nos dejamos madrugar, pero estamos bien (en cualquier caso, estamos por estar bien.) Yo sé que sonreís porque pensás que mientras siga lloviendo no hay nada de qué preocuparse, y vos sabés que estoy de acuerdo (pero hay veces que no alcanza casi nada)
Pongo el agua en la pava y la pava en el fuego (y el fuego le pone burbujas al agua) y yo con el agua te preparo un café. Revuelvo (yo también me revuelvo). Quiero con toda la cuchara (y lo que la cuchara implica) diluírme (porque estoy imbebible y gorda y podrida). (Ya) no puedo decir “esta soy yo”. (Ya) no puedo decir (pero hablo). Escupo. Escupo escupo escupo.Entonces, revuelta (el estómago, las ideas, los zapallitos) me doy cuenta: no necesito revolver nada para diluírme. (revólver). (Para diluírme) necesito asomarme un poquito más a la ventana.