Hay dos maneras de concebir las cosas: una es por cesárea programada. La otra es por parto natural. Yo quiero transpirar, doctor, quiero beberme las lágrimas, quiero beberme la vida, sin anestesia local ni psicofármacos ni cicatrices. Yo quiero transpirar, doctor, voy a parirme en continuado hasta que siempre. Voy a comerme mi útero en cada manzana. Quiero beberme, doctor. Quiero oír llorar a las cosas, quiero bañarme con las cosas, cortar el cordón umbilical de las cosas, que las cosas me agarren el pulgar y abran los ojos enormes, gigantes. Quiero saber que soy los ojos enormes gigantes de las cosas. Las cosas que yo conciba no van a nacer bajo techo ni desinfectadas, no van a nacer tristes, no van a chocar contra nada.
De las cosas concebidas cabe destacar todo lo que no se destaca en lo absoluto como los filamentos de las hojas y los pulmones de los pájaros. Y si no cabe nos achicamos a ver si entra apretadito. Uno sin destacar lo que no se destaca es obsoleto. No funciona. No-sir-ve. No funciona descontar ni descontrolar. Controlar tampoco. No sirve y no hace falta. Cabe destacar todo lo que no se destaca en lo absoluto por amor al grito y por amor más que nada. Por amar. Desde el primer sonido en la garganta hasta el último clavo en el cajón. Sin controlar ni descontrolar ni contar o descontar. Yo quiero amar, doctor, quiero beberme las lágrimas, sin anestesia local ni psicofármacos ni cicatrices.
lunes, septiembre 29
Cereza pidió
Cefalea de que se me retuercen las ratas en el cráneo se me apretujan los pájaros se picotean las plumas se caen las ideas. Piernas cansadas de que trepo trepo y trepo la llanura (te arrastrás) no, no me arrastro (sí, te arrastrás) pero no me quiero enterar (entonces no estés entera). Shh. Sin manos me agarro del bordecito como puedo (como no quiero, Dorita dejame caer) Callate Fátima les estoy diciendo (mentiras) lo que me pasa. El pecho así porque cuando estás triste y estoy triste un paquidermo se instala en la boca del estómago ( y vos no lo invitás a pasar) ya va a pasar solo (se va a abrir camino y) no importa (y va a romper todo). La piel así porque se acuerda del tacto y se destodo (no es un recuerdo Dora, tu piel está en contacto constante con...) Basta, Fátima, suprimite, dejame hablar (nada más digo que él y tu piel son más o menos lo mismo). No, Fatimita, mi piel se asfixia, Javier es oxígeno. (Hablo de tu piel de verdad) No hables. Como unos pececitos me sobreviven en la sangre me circulan en el aire circulan (son vos) Me sobreviven los pececitos (son él) Son unos nosotros manifestados en branquias y aletas y cosas fresquitas resbaladizas sutiles. Divinos (Ay Dorita sos tan hermosa cuando sos) Calman las ratas los paquidermos las alas la piel. Sueltan las manos abren las puertas curan las rodillas raspadas me circulan me sobreviven (Dora sigue en Dora, todo va a estar bien) Recuerdito (realidad) de tu mano en mi panza toca la puerta y se acumulan los peces en el ombligo. Javier, te siento más que nunca. (Están haciendo trampa metafísica) Ya sé.
domingo, septiembre 28
Como si las cosas fueran palabra yo
nos inundo de tiempos verbales y
recito y digo vos sos
vos eras
vos eras oxígeno
en mi pulmón y
en mi tejido sanguíneo.
Como si las cosas fueran un olorcito yo
hago así con la nariz y digo extraño
cuando la pieza apesta a sándalo y
Vox Dei es hermoso
y yo lloro.
Como si las cosas fueran palpables yo
estiro mis manos
en el tiempo y digo es
desvestirnos en serio
hasta la médula y
exponernos a los ojos de las manos
propiájenas.
Como si se pudiera
decir lo que sea sobre
vos yo
explico
que no pudimos
que no supimos
que no somos inmunes
que dentro de un tiempo
que nos hicimos mal y
todos entienden pero
no saben nada
y cada vez que llueve tengo
que explicarles
por qué.
nos inundo de tiempos verbales y
recito y digo vos sos
vos eras
vos eras oxígeno
en mi pulmón y
en mi tejido sanguíneo.
Como si las cosas fueran un olorcito yo
hago así con la nariz y digo extraño
cuando la pieza apesta a sándalo y
Vox Dei es hermoso
y yo lloro.
Como si las cosas fueran palpables yo
estiro mis manos
en el tiempo y digo es
desvestirnos en serio
hasta la médula y
exponernos a los ojos de las manos
propiájenas.
Como si se pudiera
decir lo que sea sobre
vos yo
explico
que no pudimos
que no supimos
que no somos inmunes
que dentro de un tiempo
que nos hicimos mal y
todos entienden pero
no saben nada
y cada vez que llueve tengo
que explicarles
por qué.
miércoles, septiembre 17
Me encontré piojos en las alas
Nosotros los fénix sabemos dos cosas con una destreza absurda. Una es el momento en que hay que disiparse. La otra es hacer que el mundo tiemble cuando nacemos. Nuestro vuelo sublimó los candados se cayó del borde del mundo se tragó el océano pacífico por los poros nos derritió los límites nos hizo las manos la acción de las manos sobre la piel la acción de la piel sobre todo. Sobre todo nuestro vuelo. Nosotros funcionó tan puro. Nosotros funcionó tan infinito. Digo vos como si dijera luz y a escondidas digo yo como si dijera vos. Nos digo como puedo y puedo decirnos hasta el fin del mundo. Nosotros tan infinito que rompimos en mil los tiempos verbales. La caja de los ratoncitos rompimos, hicimos estallar todo lo que no tenía suficiente espacio intermolecular como para contenernos. Nosotros tan sutil que dijimos las cosas sin la carne y sin la lengua y sin los ojos. Nosotros tan hermosos, Dante, tan tan hermosos que profanarnos sería el acto más podrido de todos. No nos olvidemos de nuestras destrezas absurdas. Rottwailler, no nos olvidemos nunca.
miércoles, septiembre 10
Balcón
No podés evitar el frío y por eso no lo evitás. Además, los espasmos son tan pero tan exageradamente satisfactorios como todo. Encima la brasa crepita, y rara vez la escuchás. Hoy es rara vez. Todas las veces son raras. Debajo la brasa también crepita. Vos te dedicás a escuchar las brasas de todos, todas las aguas, los maremotos y todos los vasos rotos. Escuchás las cinturas y los perfumes y los pelajes. Escuchás la sangre pasear y te hace cosquillas pero reirte no te parece apropiado. Escuchás la sangre volcarse. Tranquilo. Escuchás la sangre coagulada. Llorás. La inercia siempre te hace derramarte. Y escuchás (por sobre todas las cosas, y te regocijás, como con todas las cosas) el sonido que hace el viento cuando uno le anda temblando encima. Hay muy pocas cosas que aterroricen a la gente que anda en las alturas y nada es poca cosa pero para nosotros el miedo es una pelusa en el bolsillo del pantalón. A la pelusa la escuchás también, pero tratás de que no te ataque y que no te diga. Que no te avise. Intentás no enterarte de que está hecha de la piel que vos desechaste. Te enterás igual. Y entonces temblás y ya no es tanto el frío como darte cuenta de que en el pantalón tenés demasiados bolsillos. Te descubrí decís. Eso decís, te descubrí, vos volás porque usas polleras. Mentira, tengo los bolsillos escondidos entre las costillas. Volar no implica despelusarse. Yo no puedo evitar el llanto y por eso no te evito.
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