jueves, marzo 5

Si usted hoy se despierta y advierte que ha abierto los ojos de la manera en que los hombres abren los ojos
significa que es tiempo de reconocer que se es un hombre
y no un señor.
Entienda: esto es el mundo real. Hay dolores de panza
y compra y venta de seres (los accesorios se venden por separado) de distintas texturas y colores. La gente entra cómodamente en su nombre y se las arregla para no palpar nada, y a los hombres que no son señores los devoran las señoras obesas. ¡Pero a no temer! Abra los ojos hoy y sea hombre, rompa su nombre y sea etcétera. Búsquele los sexos, los pulmones y los corazones a las cosas e indáguelos acerca de la naturaleza de lo que está tanteando. No nombre. El mundo real, así, se restará un dolor de panza, y su alma perderá todo valor comercial. En cuanto a las señoras obesas, la única manera de vencerlas es ponernos a su merced. Reconocerle la diabetes y la papada, mirarle como si se la estuviera olfateando y saber que apesta a quieta, jugar a hamacarse colgado de sus muslos, plantar flores en los pozos de sus piernas celulíticas, encontrarle el ombligo y limpiarlo de pelusas y quitarle pedacitos de hombres muertos de entre los dientes. Sólo después del reconocimiento puede usted intentar amarla. De lograrlo, estará a salvo en su condición de hombre, y la señora devendrá en mujer. De ser incapaz, podrá volver a su condición de señor e invitarle un tecito a la señora obesa.

3 comentarios:

Mariannita dijo...

yo no tengo nada que entender. es tu humanidad y vos, nada más.

Amaury Salas dijo...

Awww, la señora obesa. Ja, apesta a quieta, jaja, eso fue lo mejor.

Eloise dijo...

aaaay qué lindo es eso que escribiste. igual todo me gusta, muchísimo.


["elegir una identidad" dice el coso este, jodido]