Hacemos una lista
de las palabras más hermosas del mundo
y todas nos quedan grandes.
Para usarlas
hay que arremangarlas o
apretarlas con cinturones
para envolver el cuerpo
petiso
flaco
de la vida moderna.
Inesperadamente
en la zona de embarque
nos devuelven el tiempo que nos sacaron
en alguna sala de espera.
Un cupón por cinco horas
válido hasta fin de mes
o hasta agotar stock
(lo que suceda primero)
Desperdiciémoslo, digo,
como si fuéramos millonarios
o jóvenes.
Ya no quiero ser austera.
Por último
antes de dormir
lejos de nuestra cama
me reclamás mi mano
con la tuya.
La raspo
contra tu barba
cierro los ojos
y no necesito
ni tiempo
ni palabras de ningún tamaño.
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