lunes, abril 6

A esta altura no tendría que pedirte que no vengas a mis funerales con flores pero allá vos (y acá yo). Este mes celebro uno fuerte al que todavía no sé si te quiero invitar o no. Va a haber café toda la noche y vamos a inhumar algo que todavía no se murió pero ya echa olor. Como siempre, soy mi propia novela de misterio. Nunca es el mayordomo en la biblioteca con el candelabro y siempre es Ximena con neurosis en la senda peatonal. Lo que tengo que entender es que no es grave, y que si es grave quelevasasér.

Esta es mi lista de cosas que no se hacen pero las hice igual
Esta es mi lista de cosas que se hacen con cara de que me gustaría estar haciendo otra cosa
Esta es mi lista de cosas que si no me diera paja haría
y esta es la lista
de todo lo que debería hacer
en vez de dormir con vos.

Este es el juego de desear por mercado libre
este es el juego de comprar otra marca de leche a ver si cambia el sabor
este es el juego de intercambiar todas las palabras por pija
este es el juego de tratar de no perder tu propia integridad
este es el juego
de decir todo lo que ya dijeron todos antes
pero en menos palabras (pija)

Esta es la persona que me hubiera gustado ser
y esta es su casa
su patio
su boca
sus pantuflas
estos son los accesorios de mí
que se venden por separado.




La semana pasada hubo un apagón en mi útero
las cosas se prendían fuego y nadie supo bien como hacer para apagarlas
una mujer de cuarenta y cinco años besó apasionadamente a un bebé que no existía
y mis planetas me dijeron
apretá los dientes
y ajustate el cinturón
viene el desastre más natural de todos
superando el exceso de velocidad
por la general paz y re borracho.
Hubo como un huracán pero debajo de la tierra
mis tripas hicieron la vertical
y tuve una desesperación de tiempo
otra más
como un puñado de lagañas crujientes
como atrapando agua con un colador
como unas manitos de enano que intentan cubrir un pecado
o unos ojos reptiles muy grandes
y muy inocentes.
El incendio dejó diez heridos y cuarenta personas de mal humor
vos me viste enumerar las cosas que no puedo
y no me dejaste decir que sí a nada más
y cuando solamente quedaron las cenizas de un pánico que no existía
seguías ahí
y seguías mirándome.
Otra desesperación de tiempo
y un apagón en mi útero
largo
pero mortal.