La semana pasada hubo un apagón en mi útero
las cosas se prendían fuego y nadie supo bien como hacer para apagarlas
una mujer de cuarenta y cinco años besó apasionadamente a un bebé que no existía
y mis planetas me dijeron
apretá los dientes
y ajustate el cinturón
viene el desastre más natural de todos
superando el exceso de velocidad
por la general paz y re borracho.
Hubo como un huracán pero debajo de la tierra
mis tripas hicieron la vertical
y tuve una desesperación de tiempo
otra más
como un puñado de lagañas crujientes
como atrapando agua con un colador
como unas manitos de enano que intentan cubrir un pecado
o unos ojos reptiles muy grandes
y muy inocentes.
El incendio dejó diez heridos y cuarenta personas de mal humor
vos me viste enumerar las cosas que no puedo
y no me dejaste decir que sí a nada más
y cuando solamente quedaron las cenizas de un pánico que no existía
seguías ahí
y seguías mirándome.
Otra desesperación de tiempo
y un apagón en mi útero
largo
pero mortal.