miércoles, noviembre 26

Frente al espejo me devuelvo la mirada encandilada de perdiz moribunda. Mi vida de perdiz parece pasar frente a mis ojos. Soy una perdiz fatal porque soy muy mala siendo una perdiz.
Ojos enormes de mamífero atento niegan toda posibilidad de parecer un ave mientras permanecen hundidos en una cara hinchada que parece haber sido atacada por fantasmas. El estrés me caga a trompadas todos los días. Yo no soy más fuerte que un cachetazo. No soy más fuerte que nada.

Hoy en el colectivo estaba parada de una forma graciosa. A veces pienso en cómo estoy parada, y pienso que está mal. "Estoy mal parada" pienso, aunque no sé cómo es pararse bien. Estaba en el colectivo y estaba mal parada y me sentí un monstruo de circo. Un pokemón planta, no sé. Me pregunto por qué te gusta sacarme a pasear si soy un pokemón planta del circo. Un bellsprout que nació sin extremidades. O con un siamés. Bellsprout siamés sube al colectivo pasen y vean.

Me acordé del otro día cuando me puse tacos por primera vez en años y no podía hacer dos pasos sin poner en peligro mi dentadura. Cada dos pasos pensaba en mis dientes revoleados por todo Parque Patricios. Todos afuera de mi boca, y nadie los iba a juntar. Nadie los iba a juntar porque las perdices no tienen dientes. Qué mala perdiz que soy. Cada dos pasos hacía la cuenta: si un implante me salió 5000 pesos, y un humano tiene 32 dientes...y me imaginaba comiendo con pajita y me distraía y otra vez casimecaigo y así. Bellsprout siamés, mal parada como siempre, sin dudas.

Ayer soñé que me faltaba un brazo. Me iba a faltar un brazo para siempre, el derecho. Había conseguido que me pusieran un garfio de plástico marca Duravit porque los de metal salían muy caros. Pero no paraba de pensar que los brazos no vuelven a crecer. Los brazos no se curan.
Era un sueño sobre la fatalidad: uno a veces puede cometer errores que no se corrigen, y quedarse sin brazo para siempre. Perdiz encandilada. Quizás si fuera un poco peor andando en tacos, podría perder mi brazo simplemente por elegir mal el calzado. Quizás si fuera un poco peor subiéndome a colectivos...
Mi brazo derecho está constantemente en peligro. Por suerte, bellsprout no tiene brazos. (No, esas hojas no cuentan como brazos)

Mala perdiz mal parada. Que mala soy siendo una perdiz. Imposible fingir que nada me encandila. Nadie jamás podría pensar que soy cazable, ni que alimentaría a una familia, ni que soy una pobrecita chica-perdiz, perdida en el bosque, víctima de ningún cazador atento. Imposible fingir que soy víctima. Mala perdiz mal parada. Está muy claro que soy un monstruo de circo. Un tipo de mamífero venenoso. La más joven de las hijas de una serpiente y un ratón, que inexplicablemente nació humana. Humana y cansada.





1 comentario:

Diana Pires dos Barros dijo...

Mas bien sos un pichón mojado transformada en ave del paraíso que empieza a volar. Así te veo.