I
En mi punto máximo de neurosis
estaba sentada en carlitos
comiéndome
un panqueque de mayonesa de zanahoria con alcauciles
y escribí en mi cuaderno
"hacer magia es hacer magia
todo lo demás
es todo lo demás".
Ahora que ya no tengo ganas de vomitar
o de llorar
o ambas
no sé muy bien qué quise decir con eso
pero confío en mí:
debo haber estado en lo cierto.
II
Cuando era chica
me imaginaba que el chico que me gustaba me pedía el teléfono de casa
o que me regalaba un alfajor.
Me imaginaba que lo llevaba abajo del tobogán
donde estaba oscurito
y le mostraba mi bombacha
y entonces
él me daba la mano en la excursión a la peluquería
y un día de mucho frío me prestaba su campera.
En la realidad
lo único que pasó fue que un día un gorrión me cagó el pelo
y mi mamá me llevó a su casa a lavarme
y él
en vez de reírse
me mostró sus dinosaurios de plástico
y jugamos.
Esto no me lo podría haber imaginado jamás
porque involucraba caca
y Luis Miguel no habla de caca
pero sin duda es una gran historia
una historia muy mía
en especial por la parte de la caca.
III
En mi café
hay un tipo que supone que
la mejor manera de garcharme
es mirarme fijo y asentir con la cabeza
ligera
pero intensamente.
Debe pensar que es un caballero.
No es un problema, su cara me gusta
lo escuché decir que es cardiólogo
y ahora me estoy imaginando sus manos ultrapálidas
sosteniendo un corazón y no un cortado,
pero no me interesa.
Tengo más ganas de escribir pelotudeces
como "oh cariño la ciudad va tan rápido y tu estás tan lejos"
pero sé que es mentira
porque vos nunca estás tan lejos.
Me digo que hace tiempo
que quiero mirar a los ojos a un hombre que no me ame
pero claramente no quiero
sino lo haría.