lunes, octubre 6

Es posible que las cosas se puedan ordenar de mayor a menor de arriba a abajo de manera cronológica y alfabética de la A al silencio. Por color, por olor, por textura. Apiladitas rotuladas y con la parte que dice frágil pararriba. A vos no te cuesta, claro. Vos mirás las cosas como por encima, las nombrás, les ponés etiquetitas y archivás sus bordes. Cuando te parece apropiado agarrás (con pinzas) alguna y la exhibís como si tal cosa. Las razones de todos aplauden pero nadie se mueve un centímetro ni paracá ni parallá. Notás entonces que se te cayó todo el relleno y que (con pinzas) sostenés un nombre. Livianito y pesadísimo.
Decir bordes no es difícil. A vos no te cuesta nada. Pero a mí me pone tan triste. No el borde, eh, sino el vacío. Me pone tan triste el vacío. El vacío innavegable. El vacío que no da vértigo. El vacío que no anuda el pecho. El vacío que no te moja la cara.
Sos tan triste. Lo peor es que no te cuesta nada. Simplemente te vacías.

1 comentario:

dijo...

increíblemente hermoso, y triste...
mil besos