jueves, enero 10

Volví

-Temamos y rezemos porque viene, viene y es inevitable. Hablo de lo no hablado, de los músculos de lo no hablado, de la electricidad en los músculos de lo no hablado, de la furia en la electricidad en los músculos de lo no hablado. Mejor no hablo porque el mie el mie el mimimimieeeedo corta lenguas y se las come crudas. Mejor te explico mirándote así, poniendo esta cara, parándome de esta manera ¿Me entendés? Lo no hablado. Lo que no te dicen ni poniendo esta cara ni palabra por palabra. Lo que se esconde oscuro húmedo protuberante indefenso debajo de cada mito y de cada nena-mejor-andá-a- dormir. Sólo los entrometidos lo saben y yo no soy ninguna entrometida. No no no, Dora no se entromete, mejor conviene que me vaya, mejor los dejo hablando y me voy a la cocina a limpiar atrás del horno que está una cochinada. Mamá ¿qué es esto? Papá ¿y por qué? En su momento no me entrometí y ahora corro por mi vida, porque viene y viene descubierto, viene a los gritos. Es Fátima, Fátima de pura indiscreta, que se la pasa pellizcando secretos para que griten. La verdad es que ya no sé qué hacer con ella. Ya es una señorita bastante adulta, 35 años y un concubino y se sigue comportando como una nena. La quiero, no pienses que no, pero a veces hace cada cosa que simplemente no comprendo, no puedo justificar. Como cuando se pone el vestido que debería usar para ir a la iglesia y hace medialunas en la medianera, vos la escuchás hasta tarde en el patio. O como esto. Todos los sábado 24 pasa lo mismo. No sé qué es lo que le da, se pone necia, se pone nerviosa. Se transforma. Qué necesidad de andar gritando lo no hablado desde el balcón. Qué necesidad de andar diciendo que los trajes oscuros dan calor, que los recién nacidos no son realmente lindos, que se está acabando el mundo, que habría que vivir desnudos y desinhibidos, que debajo de la tierra hay un unicornio para cada persona, y la marencoche. Mejor ni te cuento todo lo que dice. No entiende me parece. No sabe que lo no hablado no debe hablarse. Se me pone la piel de gallina, me dan escalofríos de contarte mirá. Encima estoy segura de que no es su culpa. Fatimita pobrecita, tiene cada idea dándole vueltas por el mate.
-¿qué me decías Dora?-Nada, José, no importa-Como quieras. Avisame cuando está la comida ¿Dale?- Sí, José, te aviso-Gracias vieja.

3 comentarios:

Claroscuro dijo...

¿Que fetiche tienen los escritores hoy en día con los viejos?

si, ya sé, recurso insospechado y novedoso... pero lo van a gastar rápido si siguen así che.

mirá, capaz te guste: http://crayonesybaba.blogspot.com

Claroscuro dijo...

Se le extraña, señorita.

Unknown dijo...

Lo que sea pero prush, esto no lo había leído, prush, prush es demasiado hablado, digo lo digo que digo lo hablo que hablo o sea doy vueltas en el asunto y ya debo ser mas viejo que mi viejo, porque todo tiempo es recuerdo de tiempo, nunca es tiempo de verdad, claro porque el tiempo de verdad no es tiempo. Cierto. Entonces no hablemos del tiempo. Pero esto es lo no hablado, lo que no soñás cuando soñás que no soñás, eso que sabés que lo sabés pero que no lo podés decir porque parece que no lo sabés pero de alguna forma lo sabés. Doy vueltas y estoy viejo más viejo que mi viejo. Prush.