Elena me hace la leche
mientras
me enseña a leer,
la eme con la a ma.
Elena se graba contando cuentos
para todos sus nietos.
Cuando me ve triste
por primera vez
me da dos agujas
y me enseña un punto difícil
porque los puntos difíciles
distraen
y limpian la cabeza.
Elena me sirve comida
me lleva al cine
y me lava el uniforme
todas las veces
que mi mamá no lo hace.
Elena
tiene las manos rasposas.
Practica
un cuidado asfixiante,
que yo no entiendo
y cultiva un olor a casa
que siempre estoy buscando:
Café. Lavandina. Jabón blanco. Tuco.
Elena tuvo una armería y una pañalera,
me juzga poco
me pregunta poco
me responde nada,
me quiere mucho.
Elena
quiso morir dormida
y se durmió cinco días.
La última vez que la vi
corrí la sábana de la cama
para acariciarle la mano izquierda.
Me pareció que su mano era
igual a la mía.