Crecí
atravesada por un lobo
que se quedó atascado en mi esternón
cuando ambos todavía eramos cachorros.
No entiendo
cómo vive la gente sin lobo
ni si esta bien
que sólo sepa vivir sufriendo
ni si me quiero
si me quiero con un lobo entre los pulmones
si me sigo queriendo
o si alguna vez me quise.
Todo siempre termina
en la pregunta milenaria:
¿soy mi mamá
o no soy mi mamá?