jueves, julio 22

Vos sos un pelotudo.
Yo soy una pelotuda.
Crecimos para el culo.
y estamos re quemados.
No hay manera de que volvamos a sentirnos seres humanos competentes.
Nos encargamos sistemáticamente de volvernos una cagada.
Somos cada vez más adultos.
Cada vez entendemos menos cosas.
Cada vez tenemos más personajitos.
Nunca supiste qué hacer con nada.
Yo sigo haciendo de cuenta que tengo todo bajo control.
Estamos abrochados.
No hay nada que podamos hacer más que esperar como unos imbéciles a que las condiciones nos condicionen.
Y es imposible que convivamos sin que se nos achicharre el cerebro.
Pero nos amamos.
Y vos a mí me encantás.

martes, julio 6

Cosas que me pasan en la nuca.

Uan.
Alquimio mi bronca en beso y te lo llevo a la boca
todos los días.
Vos no lo sabés.
Yo aborto a todos tus hijos.

Chu.
Estuve buscando animales
que se parecieran a tu desnudez.
Estaba desesperada y los quise oler
y lamer
y no pasó nada.


Tri.
Te quiero arropar de noche
Llevarte de viaje
Abrirte la jaulita y que te comas la lluvia
Quiero cometerte asesinato en la cara y
te quiero regalar mamíferos que
te hagan sentir en casa.

For.
Aborto a todos tus hijos y
me amás
con las manos despellejadas
contra mi panza
y yo te amo
con los huesos desordenados
sobre tu pelvis.

Faiv.
Hace mucho
que no te olfateo
y sin embargo todo.

Sics.
Sos permanente.

domingo, julio 4

En lo que a nosotros concierne
un tiro a quemarropa
no significa nada.

Fiesta

Me puse fea. Me puse horrenda me puse mi cara de mutante y mi vestido de monstrua y corté lonjas de mi cuerpo. Lonjas gruesas, con un serrucho. Las dejé colgando. También cuando saqué la pava del fuego metí las manos y las tosté, primero las palmas. Me encargué personalmente de garchar mal y de ser vulgar aburrida caotica inestable. Ensayé mi peor voz y mis peores reproches frente a un espejo que me persiguió a todas partes durante unos seis meses y me añejé en una bañera de mierda durante otros dos meses a ver si me mimetizaba. Y lo hice, eh. Me puse fea. Comí pan con manteca durante las últimas dos semanas para duplicar mi peso, y compré pantalones dos talles más chicos y los cerré con quince alfileres que fueron doblándose bajo mi carne todopoderosa uno por uno hasta que fue imposible para cualquier mortal en cualquier espacio-tiempo terrestre no verme el culo. Me agarré dos pesas de medio kilogramo a cada pezón y las tuve conmigo hasta asegurarme de que las tetas me llegaran al ombligo. Y entonces me presenté y dije mucho gusto, je suis la baronesa del buen gusto. Sorbí la sopa. Y todos me vomitaron los pies. Y yo también.
Estuvo bueno.