lunes, diciembre 29

Más fanático del destierro que del desentierro, José se mutila de a poquito. Porque acá tengo una verruga, y no es propio de un José tener verruga, así que chau brazo. Porque acá duele, y no es digno de un José dolerse, chau pulmón. Este meñique me pone de muy mal humor, y la superioridad de un José como soy yo no puede concebir todo eso de patalear y ponerse rojo y humedecerse de mar la cara. Nueve dedos, pues.
José tiene miedo de las cosas que no habitan y no pueden ser abarcadas por su nombre. Tiene terror todos los días de despertarse despeinado, o sucio, o con mal aliento. Cuando da señales de ser un humano, siente un horror de magnitud 10 que lo sacude todo y le tira del estante los adornitos que compró en mar del plata, y se encierra en un refugio antigente durante los siguientes dos meses, a podarse la humanidad y ver si puede, de paso, evitar que crezca otra vez. Estos son los peligros de no querer saberse los monstruos y de no exhibir los tentáculos -desorgulloso- a la humanidad circundante. José es un hombre solo y mutilado que es a medias, porque evita ser todo su costado alumno.

lunes, diciembre 22

Niente e più

El no vidente las novedades la veda electoral y la verdad. Siempre gana Perón y nunca gana Perón. Perón está muerto, Luca no. Todos los demás se hacen los vivos. Pero no importa. Javier está acostado y no siente sus puntos de apoyo porque no son suyos, y no escucha la respiración porque prefiere tocarla. Javier está acostado y mira el techo de La Casa descascarado. Del cascarón descascarado sale nada: la casa tiene los ovarios enfermos. A La Casa las trompas de Falopio se le achicharraron. Y crea solamente cascarón. Podríamos decir que Javier Calcedo está dentro del cascarón, pero tendríamos que aclarar las yemas: Javier Calcedo está en todas partes. Javier Calcedo está en un lugar común en todas las partes. Las une. Las partes entonces no se pueden partir, y el concepto de parte se anula, se anulan las partes. Si las partes se suprimen, Javier Calcedo no está en ninguna parte. Javier Calcedo ausente une y desune todas estas cosas mientras ve el techo descascarándose y ve la nada nacer de La Casa. Comprende la nada. Y le parece totalmente lógico que La Casa sea madre de nada. La Casa es la madre orgullosa de la nada sucia. La nada que tiene. La nada no-nada que no anonada, aterra. La nada nombrada. La nada encerrada en n con a con d con a. Ese tipo de nada que le ponemos nosotros a las cosas para des-sasonarlas, la que viene con particulitas de algo. La otra nada es otro cantar. La nada verdadera es todo mirándose a un espejo: mismo valor absoluto, diferente signo. Javier mirándose al espejo es cero y dios.
Javier Calcedo ausente aterriza: él en ninguna parte: en todas. La Casa haciendo casi ningun lado. Se tiene que ir antes de que La Casa lo ningunee, lo descascare y lo recorte.

lunes, diciembre 1

aprendí a
.........entrecerrar los ojos
para no pulverizar a la gente y
aprendí a
...............guardar el tiempo
en latas de conserva y
.........................a deslizarme entre
........................escurrirme por
........................manar de
.......................esconderme en
.......................transportarme sobre
.......................disfrazarme con
...................las palabras
para resultar jugosa.


y ahora
.tengo que des
aprender tanto
que me (urge) gustaría
,,,,,,,,,,,,, poder
.........................formatearme el cuerpo.

Amelia

Y entonces va a buscarse al espejo para contarse lo bonita que está. Se mira y después de un rato se reconoce. Desdibuja los bordes porque sin bordes puede hacerse lo que quiera. Se pone más tetas, se achica la boca y se hace piernas más largas. Reacomoda los lunares, recorta las puntas de pelo, aumenta el arco de los pies. Achica la cintura. Se imagina un vestido. Arma escenarios de femme fatale que se pinta la boca de rouge y coje mejor que una puta y la tiene más clara que Nietzsche. Asusta a todos. Se queda sola y loca. Vuelta a desdibujar, y ahora se achica las tetas, se aplana el vientre, trenza el pelo y agiganta los ojos. Se figura un globo rojo, enorme, brillante. Deposita una hormia negra y diminutísima en el dedo índice de la mano derecha. Ahora es una nena con veinte virginidades diferentes y renovables. Pregunta más de lo que puede concebir y le contestan sí, no y callate, en ese orden, todas las veces necesarias hasta que cierra la boca. Así que empieza a preguntarse para adentro y muy, muy de a poquito deja las hormigas en el suelo y se pone a hacer todas las otras cosas que hace para adentro también. Se queda sola y cuerda. Se borra otra vez.
Pone los bordes en su lugar, arma unas tetas tamaño mano, unas piernas finitas pero cortísimas, una panza chatita y unas caderas inexistentes. Suelta el pelo y le dibuja algunos firuletes. Distribuye los lunares entre la entrepierna y la panza. Se figura la ropa que puede y se quita el rouge. Es una Ella. Tiene algunas cosas claras, colecciona virginidades y de vez en cuando se procura un globo. Coje como puede y es bastante femme pero no mata a nadie. No sabe si está loca o cuerda, pero tiene muy clarito que está sola. Y le encanta.