lunes, enero 28

Dale plai, negra

Una Mujer se descubre inmensa. Abismal. Y además algo filosa. Se cree capaz de cortarse el hilo que la une por el ombligo a los movimientos ajenos y se comprende omnipotente, pero tiene miedo.

El miedo se hace palpable y crea Un Feto.

El Feto se hace Un Hombre y examina el universo completo a través de los bronquios en el pulmón izquierdo de un pájaro. El pájaro se le vuela y entonces el Un Hombre examina sus propios pulmones y se descubre pájaro. Él también vuela. Se deja la ventana abierta.
Un Viento tiene frío y se tapa con Un Humano, que a su vez siente frío y se tapa con Otro Humano. Otro Humano entiende el mundo como un mecanismo de polea, pero más tarde se corrige. En realidad el mecanismo es de polenta y el mundo es más bien una piedrita en el zapato (derecho) de la Mamushka Cósmica. Un Humano le dice que deje de decir barbaridades, que el universo en realidad está compuesto por las cuentas del collar una vieja fina bailando Charleston en la nada y que todos lo tenemos bien clarito. La Mamushka Cósmica parpadea entonces, quiero decir que todas las muñecas parpadean al unísono y emiten (u omiten) el mismo ruido que hace el silencio, que es, en potencia, todos los sonidos juntos. La onda de silencio se expande por la nada, luego se contrae. Zarandea un poco a la Mamushka y todos creímos haber sentido un calorcito acá, pero por las dudas no lo decimos en voz alta. Mejor que no, porque mamá se asusta y llena la casa de inciensio y aguabendita y papá se pone nervioso y se le pone la vena así.
A una Mamá se le acaba el incienso y se siente bastante mareada, y un Papá ahora no puede comer más con sal. La verdad es que las venas de Papá no existen, y el incienso nace y crece en la nariz de Mamá. Pero Un Hijo no dice nada y se va dormir. Eventualmente se olvida, eventualmente se aburre, y consigue un trabajo. Consigue una dignidad.
Un Yo

solamente

mira

y corre en bucles.

jueves, enero 10

Volví

-Temamos y rezemos porque viene, viene y es inevitable. Hablo de lo no hablado, de los músculos de lo no hablado, de la electricidad en los músculos de lo no hablado, de la furia en la electricidad en los músculos de lo no hablado. Mejor no hablo porque el mie el mie el mimimimieeeedo corta lenguas y se las come crudas. Mejor te explico mirándote así, poniendo esta cara, parándome de esta manera ¿Me entendés? Lo no hablado. Lo que no te dicen ni poniendo esta cara ni palabra por palabra. Lo que se esconde oscuro húmedo protuberante indefenso debajo de cada mito y de cada nena-mejor-andá-a- dormir. Sólo los entrometidos lo saben y yo no soy ninguna entrometida. No no no, Dora no se entromete, mejor conviene que me vaya, mejor los dejo hablando y me voy a la cocina a limpiar atrás del horno que está una cochinada. Mamá ¿qué es esto? Papá ¿y por qué? En su momento no me entrometí y ahora corro por mi vida, porque viene y viene descubierto, viene a los gritos. Es Fátima, Fátima de pura indiscreta, que se la pasa pellizcando secretos para que griten. La verdad es que ya no sé qué hacer con ella. Ya es una señorita bastante adulta, 35 años y un concubino y se sigue comportando como una nena. La quiero, no pienses que no, pero a veces hace cada cosa que simplemente no comprendo, no puedo justificar. Como cuando se pone el vestido que debería usar para ir a la iglesia y hace medialunas en la medianera, vos la escuchás hasta tarde en el patio. O como esto. Todos los sábado 24 pasa lo mismo. No sé qué es lo que le da, se pone necia, se pone nerviosa. Se transforma. Qué necesidad de andar gritando lo no hablado desde el balcón. Qué necesidad de andar diciendo que los trajes oscuros dan calor, que los recién nacidos no son realmente lindos, que se está acabando el mundo, que habría que vivir desnudos y desinhibidos, que debajo de la tierra hay un unicornio para cada persona, y la marencoche. Mejor ni te cuento todo lo que dice. No entiende me parece. No sabe que lo no hablado no debe hablarse. Se me pone la piel de gallina, me dan escalofríos de contarte mirá. Encima estoy segura de que no es su culpa. Fatimita pobrecita, tiene cada idea dándole vueltas por el mate.
-¿qué me decías Dora?-Nada, José, no importa-Como quieras. Avisame cuando está la comida ¿Dale?- Sí, José, te aviso-Gracias vieja.