domingo, octubre 14

M

Misma mierda me muestran y muero. Mentira, me muevo. O muestro movimientos. El motor de Mateo mutila mis manos de manteca mientras más y más monos mantienen los mismos modos, de manera que millones de minutos atrás mamá mono murmura iguales mentiras y maldiciones. Mateo, además, mantiene mis mismos miedos y mantras herméticos dentro de mates (testas) de metal. Hermoso. Ay, Mateo, mestizo miedoso, por medio de mí mendigás amor. Amuerto.
Miembros amputados mandan mensajes de migraña y miel. Los mandan al monstruo hermoso y maldito que me multiplica y me amputa: un milagro. Mejor. Multiplicada más merezco y menos me manejan los motores de Mateo. Es que el mundo se mueve y me muevo yo. Se mueven mis mitocondrias y mis membranas, se amuebla más o menos mi mente, de modo que me mudo. Mucho mejor, aunque un mestizo tan malo como mis muñecas de mantel me molesta y más me molesta, Mateo, que ni me mires mientras mastico todos tus motores. El monstruo medio muerto me teme, Mateo. Mateo, te amo.

miércoles, octubre 3

A

A partir del caos Dora Langlay podría crearse un cuerpo, pero una Dora Langlay no entra en un cuerpo hecho de gritos. Le queda limarse los límites de Dora Langlay o extenderse gigante como es ella sobre el cielo y el suelo. El suelo la conoció peor. La conoció más. Diminuta y fractal como en realidad es Dora. Dorita diminuta como es adentro de Fátima.
A pesar del cosmos Fátima podría ser inmensa, pero una Fátima inmensa no puede acurrucarse en una esquina de Tobías cuando los dos están mejor pero siguen jodidos. Tobías la conoce bien. La conoce poco. Fátima inmensa (intensa) acurrucada dentro suyo lo hizo explotar (reptiles y pájaros).
Además de Fátima Tobías explotó por Tobías. Por lo muerto y por lo vivo. Por lo avivado (avispado). Tobías muerto supo beber arena de la vena ajena y cavar pozos en todos los patios. Tobías vivo supo prender cualquier velador y volar cualquier techo. Tocó la superficie. Fue la superficie, igual que Javier Calcedo.
A medida que desea Javier Calcedo podría crear un universo (inverso) y lo hace. Dolores no le duele, le vuela, aunque lo suyo sea navegar. Saben que los monstruitos se esconden en el parquét, pero eso es tan lejano como ayer o debajo de la cama o Lituania. Lo cercano es mirarse en el espejo y verse un ojo de Tobías, una pierna de Fátima, el vientre de Dorita. Mirarse para adentro y perderse más que en Parque Chas.